viernes, 29 de mayo de 2009

Boxeo Olímpico

El boxeo por la cantidad de elementos que intervienen en su práctica, es quizás el único deporte que como tal, canaliza la agresividad natural del individuo a través de un condicionamiento prolongado, y permite que los instintos actúen en función de un resultado competitivo.

Nace con la práctica del boxeo, un reconocimiento tácito de nuestras propia debilidad, lo que nos deja como remanente aceptar gallardamente que alguien pueda vencernos deportivamente, sin que ello deteriore nuestra imagen como ser humano.

Esta actitud se aplica, pues para que se genere intervendrán una serie de factores: entrenamiento físico, metodológico, las manifestaciones psíquicas, frente a situaciones endógenas y exógenas, teniendo en cuenta además, que una sólida disciplina regirá desde el comienzo el accionar deportivo y social del atleta.

Este se convertirá sin duda alguna, en un individuo apto para sobrellevar una carga que para alguien común pueda alcanzar límites de estrés no tolerables.

Sucede entonces, que en la medida en que logremos conjuntar (a través de un método) todos estos elementos, tendremos una respuesta positiva que se reflejará en un logro deportivo y en la trascendencia social que emanará del mismo.

Contrariamente a lo que piensa la mayoría de las personas, el boxeo desde el punto de vista conceptual, es un deporte que despierta en sus cultores una profunda sensibilidad por las manifestaciones sociales, culturales y humanas. Esto puede ser probado, pues solo basta para hacerlo, el análisis objetivo del comportamiento general de un boxeador, veremos entonces; a una persona mesurada en todos sus actos y dispuesto a colaborar en aquello para lo que sea requerido.

Hay si una situación que para la generalidad puede crear cierto desconcierto, y es que el boxeador (en estas latitudes), donde la asistencia psicológica prácticamente no existe, se convierte en un ser introvertido, y ello se debe por exigencia del mismo deporte. Se le condiciona para que aprenda a disimular sus emociones y las reacciones físicas que las mismas le sugieran.

Pero, debemos tener la absoluta certeza de que aunque no lo manifieste, el sufre y se alegra como cualquier ser humano, y valora tal vez mejor todo lo bueno y lo malo que el diario vivir le ofrece, pues durante toda su trayectoria tendrá como meta, la trascendencia que conseguirá en la medida que ajuste su conducta a la vida en sociedad.

Por supuesto que todo lo dicho es suceptible de probarse, solo hace falta la voluntad de aquellos quienes puedan dudar, de realizar una investigación profunda de los comportamientos aludidos.

En lo personal, no tengo duda alguna que las conclusiones serán las que he expuesto, y estoy en condiciones de asegurar a través de la experiencia recogida en más de cuarenta años en la práctica activa del boxeo, que la disminución de la delincuencia será directamente proporcional a la cantidad de boxeo que se practique en el territorio ya sea a nivel departamental, zonal, barrial,etc.

Lógicamente los responsables de llevar adelante los programas tendrán obligatoriamente que estar asistidos por conocimientos sólidos que les permitan desarrollar su tarea pedagógica con la solvencia que requiere la formación integral del hombre, como atleta y como persona, que deberá inscribirse en el contexto social; el que precisamente no debe aceptar la delincuencia, ni la droga, ni la violencia, cualquiera sea su forma.

A mi amigo personal, Juan "Chino" Rosales entrenador olímpico, miembro de la Confederación de Entrenadores de Centro América y Caribe, de CEBAM (Confederación de Entrenadores de Boxeo Amateur Mundial)y de AIBA (Asociación Internacional de Boxeo Amateur), vaya mi más sincero agradecimiento y el reconocimiento por la constante colaboración técnica sobre el sistema metodológico del boxeo olímpico, con su enseñanza he podido trasmitir a lo largo y ancho del país , y con mis boxeadores hemos obtenido importantes éxitos en campeonatos nacionales e internacionales.
Gracias Chino!!!

César Eduardo Santos